Una vez una familia de lobos hizo una fiesta. Invitaron a todos los miembros de la manada, inclusive a los familiares que habían creado sus propias manadas. Mientras estaban todos reunidos, comiendo y bebiendo agua de manantial, la Mamá Loba quiso entablar una conversación con la mamá de su esposo, Papá Lobo. Suegra Loba era una loba muy vieja, no podía ver muy bien, la mayor parte de su pelaje se había caído y no podía casi comer porque no tenía la mayoría de su dentadura. Mamá Loba le hizo una pregunta de cortesía a Suegra Loba.
-“¿Cómo te ha ido estos últimos años, Suegra Loba?” le dijo.
Cuando Suegra Loba le respondió cómo había estado en sus últimos años, de su boca salió mal aliento. Fue tan fuerte el olor que nadie quiso entablar una conversación con Suegra Loba en aquella fiesta. Mamá Loba se fue de inmediato y dejó a Suegra Loba hablando sola. Se fue y comentó con los miembros de su manada la halitosis de su Suegra Loba. Luego de la fiesta, Mamá Loba hacía burlas de Suegra Loba y se reía de ella debido a su mal aliento. Pasó el tiempo y un día mientras Mamá Loba hablaba con uno de sus cachorros lobos, se dio cuenta de que su cachorro empezó a alejarse de ella hasta que la dejó hablando sola. Cuando llegó Papá Lobo, Mamá Loba le dijo: “Papá Lobo, por qué será que mi cachorro se alejó de mí cuando le hablé”. Papá lobo con una cara de disgusto le dijo “Mi amor, tienes halitosis. Come unas hojitas de menta para que se te alivie”. Mamá Loba comió unas hojas de menta, pero su mal aliento no se iba. Ella empezó a llorar porque ahora iba a ser la burla de su manada. Uno de sus cachorros le dijo “Mamá Loba, no te preocupes, la Suegra Loba también tiene halitosis y todos la queremos igual”. En ese momento, Mamá Loba se arrepintió de haberse reído de Suegra Loba por su mal aliento, porque nunca se imaginó que iba a experimentar lo mismo de lo que se burlaba.
“La mucha risa causa dolor; hay alegrías que acaban en tristeza.” (Proverbios 14:13 TLA)
"No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados." (Lucas 6:37 RVC)
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