top of page
Buscar

Razones por las que no oramos y cómo vencerlas

Chris Jiménez


En los pasados días he estado leyendo el libro El llamado de la mujer a la oración por Elizabeth George. Tres de sus capítulos hablan sobre las razones por las cuales no oramos. Creo que es muy importante compartirlas con ustedes para que aprendamos qué es lo que nos impide acercarnos a Dios en oración.

Diez razones por las que no oramos:

  • Mundanalidad:

No hay nada en el mundo que nos aliente a orar. Si le damos más prioridad a las cosas del mundo (por ejemplo: las series de Netflix) que a Dios, el mundo nos impedirá tener una relación directa con Dios.

  • Ocupaciones

El afán por el trabajo nos impide tener tiempo para Dios. Nos olvidamos de que Dios (siendo todopoderoso) descansó en el séptimo día cuando hizo todas las cosas. Llenamos nuestras agendas a máxima capacidad y no separamos tiempo de calidad con Dios.

  • Insensatez

Siempre que nos consuman las cosas insensatas y triviales de la vida, de seguro descubriremos que no oramos. Debido a nuestra negación a tener una vida de oración, nos enfrascamos y dedicamos por completo a las cosas secundarias hasta que perdemos la capacidad de reconocer la diferencia.

  • Distancia

Si conoces bien a las personas, puedes hablar con ellas con facilidad; pero es probable que te sea difícil hablar con un extraño. Lo mismo sucede en nuestra comunicación con Dios. Si no tenemos una relación lo suficientemente cercana a él, nos resultará difícil hablar con él.

  • Ignorancia

No comprendemos ni captamos la bondad de Dios, ni su deseo y capacidad de proveer para nosotros todo lo que necesitamos, por lo tanto, no pedimos ni oramos.

  • Pecaminosidad

No oramos porque sabemos que pecamos contra nuestro Dios santo. Como Adán y Eva cuando pecaron que se escondieron de Dios porque sentían vergüenza.

  • Falta de fe

No creemos en el poder de la oración y no confiamos en que Dios pueda obrar a lo que pedimos.

  • Orgullo

La oración refleja nuestra dependencia de Dios. Cuando no oramos, decimos que no tenemos ninguna necesidad de Dios, pues nos creemos autosuficientes.

  • Inexperiencia

No oramos porque no oramos, y debido a que no oramos, no sabemos orar. La oración como cualquier habilidad se torna más fácil con la repetición.

  • Pereza

No hacemos el esfuerzo por encontrarnos con Dios, por la pereza. No nos motivamos y no separamos el tiempo para conectarnos con Dios mediante la oración.

¿Qué hacer para romper con esas razones que nos impiden tener una vida de oración con Dios?

  • Evalúa tu corazón.

Revisa si hay mundanalidad en él

  • Evalúa tu estilo de vida.

¿Cómo está tu agenda diaria? ¿Hay un tiempo para Dios en tu día?

  • Evalúa tus prioridades.

¿Qué es lo primero que haces en la mañana, tomar el celular para ver las redes sociales o decirle a Dios “gracias por este día Señor”?

  • Revisa tu relación con Dios.

Pregúntate por qué no estás orando como antes. ¿Qué sucedió para que tu oración haya menguado?

  • Escribe versículos para memorizar.

Hay algo muy especial en orar y recitar la palabra de Dios.

  • Examina tu corazón en busca de pecado.

¿Hay algún pecado que te impide orar? Pídele a Dios que te haga libre de ese pecado.

  • Desea responder al llamado de Dios a la oración.

Acepta el llamado a la oración y motívate a cultivarlo.

¿Por qué no sacas ahora 5 minutos por el reloj para hablar con Dios? Vamos, pon el cronómetro y hazlo.

Basado en el libro El llamado de la mujer a la oración por Elizabeth George.


19 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Post: Blog2_Post

©2020 Un tiempo para reflexionar. Creado con Wix.com

bottom of page