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Reflexión sobre el árbol de Edén

Chris Jiménez

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13 RVR60)



Uno de los detalles que más me llama la atención de los primeros capítulos del Génesis es la forma en que sucedió la caída del hombre. Muchas veces pensamos por qué Dios permitió que Eva y Adán comieran del fruto prohibido, o por qué creó el árbol si lo iba a prohibir. Una de las cosas que se ve en el Edén es que el ser humano tenía libre albedrío. Adán pudo nombrar a los animales como él quiso, pues Dios le dijo que les pusiera nombre (Gn 2:19). Es decir, Adán tomaba sus propias decisiones al igual que Eva.

Un dato muy importante en ese pasaje es el siguiente: “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto (¡en medio del huerto!), y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (v. 9). Esto nos dice que ambos árboles, el de la vida y el de la ciencia o conocimiento del bien y del mal, estaban en el medio del huerto. Otro dato importante es que el árbol de la vida no estaba prohibido, solo el del conocimiento del bien y del mal: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (v. 16-17).



Dios todo lo que hizo lo hizo bueno. Eva y Adán pecaron al desobedecer la instrucción de Dios de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Una de las cosas que dice la Biblia es que el árbol prohibido era llamativo para Eva. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…” (Gn 3:6).

 ¿Qué es lo que ocurrió con Eva que no vio el árbol de la vida si ambos árboles estaban en el medio del Edén?

La respuesta es sencilla, Satanás hace todo lo posible para que las tentaciones sean más atractivas que lo que Dios quiere para uno. La salida para la tentación del Edén era tornar la mirada del árbol llamativo de la tentación y mirar al lado al árbol de la vida. Dios no les prohibió el árbol de la vida. Tal vez si Eva hubiese tornado su vista, si tan solo hubiera clamado a Dios diciéndole “Señor, la serpiente me está confundiendo, ayúdame a tomar mis decisiones según lo que tú quieres para mí, según tu voluntad que es agradable y perfecta”. Dios le hubiera respondido, la hubiera ayudado y hubiera expulsado a la serpiente del Edén en ese mismo instante. Soy de las personas que creen que el árbol del conocimiento del bien y del mal estaban en el Edén para que Adán y Eva en el tiempo que Dios comieran del fruto. Sin embargo, sobre todo fruto, creo que Dios quería que comieran del fruto del árbol de la vida; no por obligación o instrucción, sino por decisión propia.

Todos sabemos cómo terminó la historia. Eva desobedeció, hizo que su compañero Adán pecara también y fueron expulsados del Edén.

Quiero que reflexiones en esta historia Bíblica porque creo que es crucial para todos. Dios no permitirá que seas tentado/a más allá de lo que puedas resistir. Él siempre te va a dar la salida de tu tentación, de lo que te distrae y te aleja de Dios. La salida siempre está allí, como el árbol de la vida en el mismo medio del Edén, junto al árbol prohibido. Sólo tienes que tornar tu mirada de la tentación y ver la salida que Dios te ha puesto para darte la victoria y la vida. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro 6:23). Si cedes a la tentación, tendrás muerte espiritual. Busca la salida de tus tentaciones, pues siempre la salida va a estar presente. Y quiero decirte, que si no ves la salida a la tentación que tanto te atrae, puedes clamar al Señor. La Palabra de Dios dice “Clama a mí, y yo te responderé…” (Jer 33:3). Eso es una promesa y Dios no miente (Nm 23:19).

No sé si hoy caíste en la tentación que tanto te llamó la atención y pecaste. Quiero dejarte saber que, si no te has arrepentido, necesitas arrepentirte. Este es el momento para hacerlo si no lo has hecho. Creo que Adán y Eva fueron expulsados del Edén porque no hubo arrepentimiento. Puedes leer en la Biblia (Gn 3:8-24), cómo Adán le echa la culpa a Eva y Eva a la serpiente y ninguno se detiene a decirle al Señor “Sabes qué Señor… comí del fruto que me dijiste que no comieras y en verdad lo lamento. Si me das una oportunidad no lo volveré a comer, cambiaré mi enfoque y fijaré mis ojos en el árbol de la vida.” Creo que Dios, que es Dios de segundas oportunidades, les hubiera dado una oportunidad. Pero ellos no fueron delante de Dios a arrepentirse, fueron a decir excusas, como las que tú y yo hacemos “Señor es que Fulano/a, me dijo esto y esto otro, y eso me enojó mucho y le dije esto” o “Señor, es que estaba en la internet buscando cosas de salud y de repente ¡puuum! salió de la nada esta página que me llamó la atención… yo no estaba buscando eso”. Sabes qué… Dios sabe lo que ocurrió, pero Él quiere que con tu corazón arrepentido vayas delante de Él a pedir perdón y misericordia, porque Él te la va a dar.

Cambia el enfoque, no mires a la tentación, mira a Jesús, el árbol de vida eterna. Pídele a Dios fuerzas para luchar con el enemigo, que es experto en artimañas y hacernos mirar al árbol menos indicado. Mira a Jesús y no hagas como Pedro, que quitó su vista de Jesús y se hundió en las aguas turbulentas (Mt 14:22-33). La diferencia de Pedro, Adán y Eva es que Pedro, le pidió a Jesús que lo salvara y Jesús, el Salvador por excelencia, lo hizo. Tú puedes hoy decirle a Jesús que te salve, si estás hundido en las aguas del pecado y si ya te arrepentiste, dile que te ayude a mantenerte enfocado en Él, porque estoy segura de que Él lo va a hacer porque Él también quiere eso, que estés enfocado en Él.

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